🔴Cuidado! es un riesgo que se corre. El sistema educativo fue creado por los Rockefeller para adoctrinar.

 Es importante conocer los oscuros orígenes de la escuela, que se remontan a las primeras academias de Platón, lugares al aire libre donde se debatían propuestas y se reflexionaba libremente (la instrucción obligatoria era sólo para esclavos).
El toque de sirena para entrar o salir, la formación de filas, la instrucción y el autoritarismo como modelo educativo, la división de edades, las clases obligatorias, los descansos de treinta minutos, el sistema de clasificaciones, de premios y castigos…, todo ello formaba parte de la metodología utilizada en las fábricas y en los cuarteles.





 La escuela moderna hace su aparición a mediados del siglo XVIII, al principio de la revolución industrial, con la finalidad de preparar a los niños para la vida laboral de las fábricas y hacer más eficaz el desarrollo industrial. Para ello los niños debían –como los adultos– acostumbrarse a las rutinas, a los horarios, a obedecer órdenes. La escuela era la respuesta ideal para los poderosos dueños de las fábricas. De hecho los mayores industriales del siglo XIX como Carnegie, J.P. Morgan, John Rockefeller y Henry Ford financiaron la escolarización obligatoria a través de sus fundaciones. Sin embargo sus hijos no fueron educados en estos sistemas.
 La escuela era una herramienta eficaz para formar trabajadores útiles al sistema.  Más adelante, a principios del siglo XX, fueron los sacerdotes y los políticos quienes sacaron tajada del enorme beneficio que representaban las escuelas para sus intereses, politizándolas o contaminándolas con teorías utópicas o de superioridad racial a fin de manipular las frágiles mentes de los jóvenes y facilitar determinados regímenes políticos y religiosos.
Lo triste es que en pleno siglo XXI seguimos manteniendo los mismos principios educativos de la era industrial. Es como si este sistema académico se hubiera vuelto esquizofrénico, cerrándose al mundo exterior, a las nuevas ideas pedagógicas y científicas y a las nuevas tecnologías para seguir dando vueltas en un espacio absolutamente irreal.
 ¿por qué obligamos a los niños a saber lo mismo, sin importar los diferentes talentos o preferencias de cada uno? La respuesta es bien sencilla, siendo la escuela un simple centro de instrucción para niños y jóvenes, carece de la capacidad para atender sus verdaderas necesidades. La continua frustración y desmotivación del estudiante, además, afecta directamente a su capacidad intelectual, ya que el cerebro necesita –sobre todo a esa edad– la energía positiva del estímulo y el desafío para su correcto desarrollo.
Desde siempre se ha dicho que la escuela es un lugar donde los niños pueden socializar, compartir inquietudes y aprender a relacionarse, pero la realidad nos dice todo lo contrario. Más que un centro educativo, la escuela es sobre todo un campo de batalla donde muchos niños pueden reproducir sin censuras el comportamiento disfuncional de los padres y dar rienda suelta a todas las tensiones reprimidas del hogar sin la más mínima supervisión de algún ser querido como padres, hermanos, abuelos, tíos. los niños quedan a la deriva de personas perfectamente extrañas.
Llegados a la adolescencia no pocos jóvenes se habrán convertido en unos perfectos insociables gracias a la inconsciencia de sus padres y a este sistema antieducativo. A través del fracaso escolar –cada vez más alarmante–, los adolescentes nos están indicando claramente que este sistema no es mínimamente viable o productivo, ya que solo hace hincapié en la inteligencia lógica-matemática, desdeñando otras capacidades.
No es de extrañar que cada vez más padres se decidan por la Educación Libre o Homeschooling (más de dos millones en EEUU). Educar a los hijos en casa o en el campo es para muchos la única opción verdaderamente educativa. Los niños desarrollan sin obstáculos su creatividad, su pasión por el conocimiento ya sea leyendo, pintando, danzando, haciendo deporte, componiendo música, etc. Cada vez más padres son conscientes de la nociva improductividad del sistema académico.
La supuesta democracia que rige la mayoría de los países no se sigue en las escuelas. Allí el niño no tiene ningún privilegio, se le niega el derecho a la libertad de expresión, a protestar cuando así lo crea necesario. El niño no es más que un número, un valor: suficiente, sobresaliente o deficiente, un producto manufacturado listo para ser consumido por la sociedad. ¿Cómo vamos a fomentar la paz, la igualdad de derechos y la cooperación si desde las escuelas les negamos sus derechos más básicos?
En definitiva, la escuela, es un recinto donde todos los días los niños quedan presos, a la deriva de gente que tú no conoces. El sistema escolar fue diseñado para formar esclavos del sistema. Los hijos de presidente, reyes, celebridades no estudian en estos sistemas, su educación es en casa, privada y personalizada ¿entonces? ¿Por qué estás tú obligado a ser parte de esto? Despierta, nadie va a cuidar a tu hijo ni a enseñarle verdaderos valores como tú.

#RedesProfeticas

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